Entrevistas

Entrevista a Brian Weiss

Gracias a la labor de investigadores como Brian Weiss, en las últimas décadas se ha producido un extraordinario interés en la reencarnación y en la terapia regresiva. En su primer libro Muchas vidas, muchos maestros (1988), este psiquiatra americano abrió una puerta inesperada al sorprendente reino de la regresión a vidas pasadas, mientras que en A través del tiempo (1992) mostraba cómo emplear técnicas rápidas y seguras para sanar todo tipo de síntomas clínicos. Más recientemente, extrayendo sabiduría de los Maestros, guías espirituales que modelan nuestros destinos, este autor best-seller nos ha ofrecido una valiosa obra -Sólo el amor es real- donde revela que la fuerza esencial de la vida en el universo y la energía sanadora suprema es el AMOR.
Recientemente ha regresado a España para impartir nuevos cursos sobre cómo utilizar la energía del amor para cambiar el mundo. Está convencido de que lo conseguiríamos si todos los días realizáramos pequeños actos de amabilidad y compasión hacia los demás. “No hay un tiempo prefijado para ello. Lo realmente importante es empezar a hacerlo”, nos dice mientras hablamos distendidamente en el parque del Retiro en Madrid, próximo al hotel donde se hospeda. Acaba de llegar de Estados Unidos y está aún bajo los efectos del jet-lag, sin embargo, la sensación de paz interior que emana no tiene que ver con el viaje: la transmite espontáneamente a su alrededor.

ISABELA HERRANZ: Al parecer su vida profesional adoptó un nuevo giro a raíz de trabajar con una paciente que bajo hipnosis revivió supuestas vidas pasadas. ¿Podría contarnos algo en relación con ese periodo entre “la antigua forma de ver el mundo” y la “nueva”? ¿En qué medida afectó su vida?

BRIAN WEISS: Sí, esta paciente tuvo un efecto muy profundo en mi vida porque yo era un científico, había escrito bastantes libros y ensayos y mi reputación académica era notoria, estaba alcanzando incluso renombre internacional en psicofarmacología. Pero cuando comencé a trabajar con Catherine la visión que tenía de la vida y la muerte cambiaron por completo. Entonces se me habría podido definir como un agnóstico. Creía en la ciencia, en la lógica, en los valores del hemisferio cerebral derecho. Esto aconteció hace 23 años y desde entonces he tratado a 3.500 pacientes más. Empecé a investigar en áreas como la reencarnación y la conciencia humana sobre las que nunca se me ocurrió que podría llegar a investigar. En fin, cambió mi sistema de valores, me di cuenta de lo que era importante y lo que no.

¿Y ahora qué es lo más importante para usted?
La forma en que me relaciono con los demás, los sentimientos sobre mí mismo, la paz interior que experimento cuando medito, la comprensión de un todo mayor. Ahora son menos importantes para mí las cosas materiales que poseo o lo que puedan pensar los demás. Ser una persona espiritual, compasiva y amorosa con los demás y con uno mismo... eso sí que importa. Es lo que nos llevamos cuando pasamos al otro lado. Creo que hay un propósito tras la creación y que no existimos como resultado de una colisión caótica de moléculas. Tampoco creo que el tiempo exista. Si todo es energía, en términos de reencarnación no importa cuántas vidas tenemos. Creo que estas vidas ocurren en realidad de forma simultánea y que seguimos viviendo cuando nuestro cuerpo muere, somos inmortales.

¿Se ha sometido personalmente al proceso de regresión? ¿Cómo ha sido su experiencia? ¿Cuántas veces la ha tenido?
Unas ocho o nueve con diferentes colegas y mi esposa y sé que puede ser algo muy emotivo y vívido. Alguna vez me ha ocurrido en sueños. Recuerdo una experiencia especialmente interesante durante una sesión de shiatsu. Recordé haber sido una especie de sacerdote en tiempos babilónicos, pero no tengo forma de comprobarlo. Ni siquiera regresé con un nombre, pero estaba en un zigurat y era una persona que no ayudaba a los demás, sino que se aprovechaba de ellos para su ganancia personal. En otra vida me vi como un sacerdote católico y sufrí tortura y muerte durante la inquisición en Dublín. Mi actitud era muy distinta a la anterior. Quizá fue mi mente la que creó todo el escenario, pero mirando a mi mente de forma objetiva fue algo muy diferente a como suelo soñar despierto, por ejemplo. Eran recuerdos cargados con mucha emoción, tenían una cualidad diferente. ¿Cómo voy a probar algo así en laboratorio? Hay zonas del cerebro que se activan durante estas experiencias según comprobó el neurólogo Penfield, pero creo que hace falta investigar mucho más todavía. En Occidente todo queremos explicarlo científicamente pero también debemos ser pragmáticos y filósofos. La esencia de la ciencia es mantener una visión abierta y encuentro que la mayoría de los científicos no la tienen.

Además de estas experiencias de regresión, ¿ha probado algunas drogas enteógenas con ánimo de explorar la conciencia?
Buena pregunta... La verdad es que nunca me atreví a pesar de haber estado investigando con ácido lisérgico mucho antes de trabajar con técnicas de regresión. Trabajaba con ratas para observar qué efectos producía en sus cerebros. Su posible influencia en la genética me disuadió. No sé si me he perdido algo, pero nunca he probado drogas alucinógenas, ni siquiera cuando estuve en Brasil. En cambio, sí he probado técnicas muy efectivas como el Hemi-Sync. De todas formas para vaciar la mente practico diariamente un sistema de meditación elaborado por mí con diferentes técnicas. Me funciona mejor por la mañana, antes de comenzar la jornada, y suelo alcanzar niveles muy profundos de relajación.

¿Continúa haciendo regresiones en la actualidad?
Nunca he dejado de investigar y sigo siendo muy crítico. No sería científico aceptar las cosas sin evaluarlas cuidadosamente. Sin embargo, ahora soy más intuitivo. Sigo atendiendo pacientes y fundamentalmente hago regresiones, pero sobre todo estudio la conciencia. Por ejemplo, ¿cómo puede alguien saber lo que está ocurriendo en un momento determinado a seis mil kilómetros de distancia? ¿Cómo establecen los médiums contacto con los espíritus de difuntos? Estudio todo esto. No digo que todo sea religión o espiritualidad, sino algo científico. Se trata de energías y habilidades que tenemos para las que todavía carecemos de explicaciones científicas, pero las tendremos muy pronto.

¿Se está refiriendo a investigación parapsicológica?
A este tipo de investigación hoy la denominamos así, pero dentro de pocos años poseerá carácter de ciencia. Se trata de la energía de la mente. Cuando hacemos un electrocardiograma o en electroencefalograma, por ejemplo, lo que estamos testando es mera energía coronaria o cerebral. La conciencia se encuentra situada a lo largo de todo el espectro. Ahora hay científicos muy serios que estudian todos estos fenómenos. Aunque todavía los situamos en el reino de la parapsicología están deslizándose en el terreno de la ciencia tradicional.

En relación con dicha “energía”, ¿ha tenido alguna experiencia que pudiera calificar de paranormal?
Bueno, no sé hasta qué punto. Hay muchas personas que afirman ver auras y colores. Hace unos años asistí a una pequeña reunión en Estados Unidos con el Dalai Lama. A su alrededor y alrededor de los otros lamas que le acompañaban vi un halo de luz dorada. Se me ocurrió decirlo y con gran sentido del humor todos se echaron a reír diciendo que sí, que tenían esa luz a su alrededor. Estuvo muy bien. También hice unos experimentos en la universidad con unos sanadores chinos para comprobar si la energía de sus manos afectaba a unos cultivos de bacterias y a personas. Funcionó. Creo que estamos empezando a comprender en qué consiste todo este mundo de las energías, el poder del amor, la compasión, etcétera.

¿Cuál cree que ha sido la contribución más importante de la terapia regresiva al campo de la psicología?
Los pacientes se benefician profundamente y en consecuencia sufren menos y gastan mucho menos porque el tiempo de tratamiento se reduce muchísimo. Aunque sólo sea por lo bien y rápidamente que funciona merece la pena ponerla en práctica y estudiarla a fondo. Es terapéutico cuando la persona sigue el proceso y lo vive con emoción, no sirve que un psíquico o un médium les diga lo que fueron en vidas pasadas. Personalmente trabajo en dos niveles. Uno es la validación de los recuerdos, es decir, los detalles históricos, nombres, etcétera. Hay casos de personas que hablan cinco idiomas que no han aprendido en esta vida. El otro nivel es el terapéutico: los pacientes se curan al margen de sus creencias en la reencarnación. Desaparecen los síntomas físicos que padecían, al igual que las fobias, sienten una profunda paz y relajación. Esto es muy notable al margen de nuestra capacidad para explicarlo de forma científica. La fenomenología está clara: la gente se cura rápidamente. A veces es suficiente con un par de sesiones, mientras que antes hacían falta un par de años o más de psicoterapia para obtener resultados. Suele haber recuerdos reprimidos con una gran carga emocional y con la técnica de la regresión afloran casi inmediatamente. Es muy potente.

Algunos investigadores piensan que las historias que emergen durante las regresiones relativas a supuestas vidas pasadas son mera fantasía elaborada por nuestra mente inconsciente para satisfacer al investigador. ¿De qué argumentos dispone para refutar esto? ¿En cuántos casos de los investigados por usted ha podido verificar datos sobre vidas pasadas?
Nuestra mente es sorprendente y apenas empleamos sus poderes creativos, pero al margen de esto cada vez nos encontramos con más casos que parecen confirmar y validar la existencia de la reencarnación. Van más allá de las explicaciones. Recuerdo, por ejemplo, el caso de una mujer inglesa que recordó una vida pasada en Irlanda. Nació en los años treinta y murió en los cincuenta a raíz del parto de su quinto hijo. Los cinco niños todavía vivían y confirmaron todos los recuerdos de la infancia de su madre, tal y como ella los había recuperado durante la regresión. No se trata evidentemente del inconsciente colectivo ni nada similar. Ya contamos con cientos de casos. Cuando preguntas las personas recuerdan perfectamente que sus recuerdos son de una vida anterior. Sin duda, todo esto es muy difícil de demostrar en laboratorio. Como ahora viajo mucho lo que hago es entrenar en esta terapia a unos doscientos profesionales al año en todo el mundo. Cuantos más la practiquen más datos tendremos para una evaluación científica. Se trata de dar credibilidad a esta terapia. Aunque a veces no es fácil discernir lo que es real de lo que no lo es, lo importante en definitiva es que el paciente se cure de verdad. Es increíble que muchas personas con síntomas físicos o incluso con tumores que han sido confirmados por resonancias magnéticas o tomografías cuando se someten a una técnica de regresión se curan. Se trata de cambios fisiológicos palpables. Es una prueba clara de la conexión entre cuerpo y mente.

Algunos de sus libros se venden con un disco compacto con instrucciones precisas para aprender a relajarse y seguir una técnica de regresión en casa. Parece que muchos de sus lectores y pacientes han superado así el insomnio, la ansiedad, fobias diversas, problemas de peso, etcétera. ¿Son realmente efectivos estos discos?

Sí que lo son. Con esa intención los preparé. Pueden adquirirse en inglés, portugués y español. Son muy seguros, no hay mensajes subliminales ni nada parecido. He comprobado que cuando mis pacientes los emplean luego les resulta mucho más rápido y sencillo el trabajo en mi consulta. Asimismo recibo numerosos informes de personas que han tenido experiencias espirituales tan intensas con ellos que han cambiado su filosofía vital.

¿Podría resumir los mensajes más importantes que ha recibido de los Maestros? ¿Cómo los obtuvo? ¿Mediante canalización tal vez?
Creo que todos tenemos contacto con la conciencia o el yo superior, da igual el nombre que utilicemos para definirlo. Pero cuando escuchamos los mensajes se observa que todos giran en torno al amor, la compasión, la ayuda a los demás, etcétera. Eso es precisamente lo que están descubriendo los científicos. A veces cuando leo a Albert Einstein o a otros científicos cuánticos me doy cuenta de que su trabajo es profundamente místico. Es siempre el mismo mensaje: hay mucho más en la vida que no vemos. Somos energía, compasión, amor y tenemos que actuar en consecuencia. Ese es el mensaje. Creo que podemos debatir cuanto haga falta sobre si la reencarnación es real o no, pero en última instancia lo que cuenta es comprender que nuestra verdadera naturaleza es espiritual. Tenemos que sanarnos individualmente y en grupos.

En su libro Lazos de amor muestra que cada uno de nosotros tiene un alma gemela a la que ha amado en reencarnaciones pasadas y con la que espera reunirse en esta vida. ¿Es esto aplicable a todo el mundo? ¿Es posible encontrarnos con nuestras almas gemelas sin pasar por el proceso de la regresión?
Todos tenemos más de un alma gemela. Puede ser un amigo, un padre, un amigo íntimo... Se trata de personas con las que hemos compartido una o más vidas pasadas y las reconocemos inmediatamente por su mirada, el toque de sus manos, la sensación de familiaridad. Están muy próximos a nosotros, nos ayudamos mutuamente y aprendemos juntos las lecciones de la vida. No hace falta una regresión para encontrarlas. Muchísimas personas que han leído mi libro me escriben contándome cómo conocieron a sus almas gemelas. A veces tienen sueños antes de encontrarlas. No hace falta hacer ningún esfuerzo, nos las trae la vida.

FUENTE: http://www.isabelaherranz.com/ap_entrevistas/art_brian.htm









Entrevista a Laura Esquivel

"Yo empecé a escribir más bien por necesidad", le comenta a Juan Carlos Pérez Salazar, en BBC Estudio 834 la escritora mexicana Laura Esquivel, quien saltó a la fama con su novela "Como agua para chocolate".
"Todo lo que estudié fue enfocado hacia la dramaturgia. Nunca pensé que después iba a llegar al cine y más tarde a escribir una novela".
Entonces, ¿qué la interesó por la escritura?
Por un tiempo escribí para programas infantiles de televisión cuando estaba casada con Alfonso Arau y él me estimuló mucho para escribir guiones de cine.
Pero es una industria muy difícil y de pronto yo tenía muchos guiones en el cajón y me sentía muy frustrada, así que decidí escribir "Como agua para chocolate".
Esta novela era como una forma de hacer mi película ideal que nunca nadie iba a filmar y en la que tenía toda la libertad del mundo de poner los personajes y las locaciones que quisiera, sin tener que lidiar con un productor que dijera que no podía ir eso porque no había presupuesto.
Lo que usted escribe tiene una calidad muy oral, ¿de dónde cree que le viene eso?
Mi padre era una persona que jugaba mucho con nosotros cuando éramos niños.
Nos pasábamos las tardes con él grabando cuentos. Tenía una de esas grabadoras de carrete... Éramos muy felices en esa época.
A mí me gusta contar historias y lo disfrutaba mucho desde que era educadora.
¿Qué tipo de cuentos les contaba su padre?


Yo siempre había deseado trasladar esta experiencia culinaria, mezclarla con mi propio pasado familiar y hacer una serie de cuentos.
Pues los tradicionales y también otros que íbamos creando en base a las experiencias cotidianas o a lo que estaba pasando en el momento.
Su novela más conocida es "Como agua para chocolate", ¿cómo se le ocurrió esa idea de basar la estructura en una serie de recetas?
En mi familia la tradición culinaria es muy, muy grande.
Yo siempre había deseado trasladar esta experiencia culinaria, mezclarla con mi propio pasado familiar y hacer una serie de cuentos.
Lo que pasa es que en el momento de empezarlos a desarrollar me di cuenta que iba a ser muy difícil, porque había una relación afectiva con cada uno de los personajes y con cada una de las recetas.
Entonces decidí mejor inventar una familia imaginaria, en la cual las recetas también habían sido parte fundamental de su historia.


Creo que actualmente la cocina es el último reducto que el mundo civilizado nos ha dejado para ejercer la generosidad.
Elegí ciertas recetas importantes en mi familia y algunas otras que recolecté de la tradición culinaria mexicana, y es así como fui creando una historia paralela entre esta familia imaginaria y las recetas reales.
¿Qué es para usted la cocina?
Es un gran laboratorio de alquimia. Es un lugar sagrado donde uno no sólo está en contacto con los cuatro elementos que conforman el mundo, jugando con ellos, sino que entra en comunión con el verdadero origen y con algo más allá.
Yo creo que es un lugar donde suceden muchísimas cosas. Pero el mundo tan materialista en el que vivimos no toma en cuenta este espacio, porque la actividad que allí se realiza no tiene ninguna retribución económica.
Es decir, que para usted la cocina es un acto de creación, como la literatura.
Es igual de importante. Es una actividad sagrada.
Yo trasladé una anécdota zen que se refiere a tres albañiles que pegaban ladrillos. Al primero le preguntaban "¿usted qué está haciendo?" y él decía: "pego ladrillos".
Al segundo le preguntaban lo mismo y éste respondía que estaba levantando una barda. Mientras que el tercero decía: "yo estoy construyendo una catedral".


El acto de cocinar es un acto de amor. Todo aquello que hace que dos cosas se conviertan en una es un acto amoroso.
Ahí ves tres puntos distintos sobre una misma actividad, y yo traslado eso a la cocina.
Pienso que podría haber tres tipos de posturas: la primera mujer respondería que no está haciendo nada; la segunda que está cocinando la comida para su familia y la tercera mujer diría que está celebrando una ceremonia de unión con el universo.
Creo que actualmente la cocina es el último reducto que el mundo civilizado nos ha dejado para ejercer la generosidad.
Y para usted también parece haber un vínculo entre la literatura, la cocina y el amor.
El acto de cocinar es un acto de amor. Todo aquello que hace que dos cosas se conviertan en una es un acto amoroso.
La literatura es lo mismo. Es un acto de amor.
Yo creo que es lo que verdaderamente nos hace humanos. Es todo tipo de actividad que realicemos con una intención amorosa.
Hablando sobre este tema de la cocina, una amiga me comentaba que esa forma de narrar tan sensual tiene una relación directa muy femenina. ¿Ese espacio de la cocina es un espacio muy femenino? ¿Es un espacio que al hombre, de pronto, le es más difícil narrar?


Tengo muchas cartas de hombres que me escribieron cuando leyeron la novela y me agradecían muchísimo que los hubiera hecho voltear a ese espacio y redescubrirlo.
Pues sí, pero es un problema meramente cultural.
Tengo muchas cartas de hombres que me escribieron cuando leyeron la novela y me agradecían muchísimo que los hubiera hecho voltear a ese espacio y redescubrirlo.
Así, muchos hombres se metieron a la cocina y se entusiasmaron y descubrieron el enorme gozo y enriquecimiento personal que uno adquiere allí.
La misma sor Juana -nuestra gran poeta, nuestra gloria nacional- cuando la intentaron castrar intelectualmente, se refugió en la cocina.
Las monjas le quitaron todo contacto con los libros y, entonces, ella escribió que "si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito". Lo cual me parece muy acertado.
¿Usted cree que se puede hacer una inferencia entre escritura femenina y escritura masculina?


Todos los espacios íntimos son los que se relacionan con la sensualidad, con la vida, con un orden mucho más cósmico.
Yo si encuentro que hay una diferencia en la manera de abordar los temas, cómo los desarrolla uno, de qué habla y cómo elige el material para trabajar.
Pero esto no tiene nada que ver con el sexo de la persona que está escribiendo. Hay literatura femenina escrita por hombres y hay literatura masculina escrita por mujeres.
Más bien tiene que ver con lo íntimo y lo público.
Todos los espacios íntimos son los que se relacionan con la sensualidad, con la vida, con un orden mucho más cósmico.
¿Cómo cambió su vida a raíz del éxito de "Como agua para chocolate", que ha sido traducida a más de 30 idiomas?
La novela fue un parte aguas en mi vida. Fue una gran maestra y yo he aprendido muchísimo.
El cambio fue que hubo una invasión tremenda en mi mundo íntimo, en la forma en que yo distribuía mi tiempo, a lo que me dedicaba.


Ahora ya no tengo el mismo tiempo que tenía antes para dedicarlo a la cocina o a las actividades creativas que a mí me dan mucho placer.
Ahora ya no tengo el mismo tiempo que tenía antes para dedicarlo a la cocina o a las actividades creativas que a mí me dan mucho placer.
¿Le preocupa no haber repetido el éxito de "Como agua para chocolate"?
No me preocupa porque ese no es mi objetivo. Si mi objetivo hubiera sido tener el mismo éxito, pues hago "Como agua para chocolate 2" y ya.
Siempre he tratado de ser muy honesta conmigo misma, con lo que quiero decir, independientemente del resultado.
Por ejemplo, "La ley del amor" es una de las novelas que más me gustan y no tuvo el éxito de "Como agua para chocolate".
Yo creo que a quien primero sirve la escritura es a uno mismo. A mí me ayudó mucho.
Actualmente acabo de terminar una biografía novelada sobre la Malinche, que es totalmente diferente a lo que he escrito antes.
Algunos críticos califican su libro como literatura liviana o de entretenimiento, ¿qué piensa al respecto?
La verdad nunca doy opiniones sobre opiniones... ¡Ja ja ja! Son sus opiniones y son respetables como cualquier otra.
Pero usted ve su literatura como una literatura seria.


Creo que a quien primero sirve la escritura es a uno mismo. A mí me ayudó mucho.
A mí no me gusta poner etiquetas. Cualquier tipo de etiqueta limita.
Yo creo mucho en la literatura que incluye a los demás, que les toca el corazón, que nos hace sentir parte de un todo.
Es esa la literatura en la que creo y es la que hago.
No me interesa la literatura que excluye, la literatura que se hace para un solo grupito de iluminados que viven en un olimpo separado de los demás.
Laura Esquivel, ¿cuál es su receta preferida?
¡Uyy no! No tengo... ¡Ja ja ja!
Yo soy una persona que disfruta muchísimo. Si me preguntará cuál es mi cocina favorita, también entraría en problemas.
¿Y si le pidiera una para los oyentes de la BBC?
¡Ja ja ja! ¿De vida o de a de veras?
Bueno, de ambas.
Que se olviden de las recetas, je je. Esa sería mi receta.


FUENTE: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_4705000/4705417.stm